¿Padeces obesidad informativa o acaparamiento digital?
Imagina que entras a un espacio en el que apenas si cabes, no importa a donde sea que mires, cada rincón de ese lugar está abarrotado. De un lado puedes observar pestañas abiertas, del otro, cientos sino es que miles de correos que nunca nadie leerá, imágenes, audios, videos, mensajes, canciones, libros, anuncios, etc.
El problema con el acaparamiento digital es que a diferencia del trastorno de acumulación o el síndrome de Diógenes, no se puede cuantificar ya que no genera suciedad o algún tipo de plaga y es por eso que es más difícil darnos cuenta o aceptar que lo padecemos.
Sin embargo, al igual que el trastorno de acumulación, el acaparamiento digital provoca síntomas como ansiedad, miedo, dependencia y decaimiento mental.
El acaparamiento digital u obesidad informativa como también se le ha llamado no es más que la acumulación de información digital sin ordenar y en cantidades desmedidas, ya sea en dispositivos físicos como computadoras o discos duros o bien, en sistemas virtuales como la nube.
Por si fuera poco, este problema no solo afecta a la persona que lo padece, sino que, también tiene efectos colaterales debido a que la información digital en su mayoría se encuentra acumulada o al menos sincronizada en diferentes centros de datos a lo largo del mundo, dichos centros de datos, utilizan grandes cantidades de agua y energía para sus sistemas de refrigeración.
De acuerdo con datos de DGTL Infra, el consumo promedio de agua de un solo edificio de centro de datos es de aproximadamente 24.9 millones de litros de agua al año. Pero eso es solo un centro de datos, compañías como Google, después de mucha presión, reveló que consume 16,000 millones de litros por año.
El problema no termina ahí, en 2013, la organización de investigación SINTEF, declaró que, en los últimos dos años, habíamos generado el 90% de todos los datos que existen, ahora imagina ese dato después de la pandemia. Lo preocupante es que hoy en día, los centros de datos se están ubicando donde las empresas de TI pueden encontrar agua y electricidad baratas y estándares ambientales laxos. Mientras gran parte de Estados Unidos enfrenta una inminente crisis hídrica, el agua barata de América Latina se vuelve una alternativa atractiva.
Así que si queremos un futuro tenemos que comenzar con acciones en el presente:
Comienza acomodando toda tu información, de esta manera podrás detectar los archivos duplicados y deshacerte de todo aquello que ya no utilizarás.
Establece prioridades de cómo, por qué y para qué guardas información digital.
Reflexiona sobre a quién se le heredará esta información en caso de tu fallecimiento.
Este último punto nos deja la puerta abierta para hablar sobre la herencia de bienes digitales, tema del que hablaremos la próxima semana.
Para reflexionar…
Fracturación intergeneracional
Recientemente, he observado una tendencia: parece que ya no valoramos a las generaciones mayores como solíamos hacerlo. Reflexionando sobre mi infancia, recuerdo cómo se nos enseñaba a respetar a nuestros mayores, creyendo que ellos, siendo más experimentados, tenían todas las respuestas, o al menos, más respuestas que el resto. Sin embargo, al crecer, me di cuenta de que esta percepción era una ilusión; nadie tiene todas las respuestas, ni siquiera nuestros padres o abuelos.
Con el auge de Internet, he notado cómo el conocimiento y la información han cambiado drásticamente. Los jóvenes de hoy parecen saber más a una edad temprana que lo que muchos adultos podrían aprender en toda su vida. Esta brecha de conocimiento, junto con la disminución de la plasticidad cerebral con la edad, sugiere que las generaciones futuras estarán aún más avanzadas, siempre y cuando tengan igualdad de oportunidades.
En mi lectura de "La ciudad antigua", aprendí que la adoración de los ancestros fue una de las primeras formas de culto religioso. Esto me llevó a reflexionar sobre cómo, a pesar de los avances de nuestra sociedad moderna, seguimos siendo fundamentalmente similares a nuestras primeras sociedades. Sin embargo, observo que el distanciamiento de la religión en nuestra cultura también nos aleja de la veneración ancestral, afectando nuestra percepción y preocupación por las generaciones futuras.
He observado que la longevidad y los cambios demográficos también influyen en cómo vemos a las generaciones mayores. Con personas viviendo más años, las tensiones y disfunciones intergeneracionales se vuelven más visibles. Estos problemas, que pueden ir desde el alcoholismo hasta la xenofobia, pueden acentuar el desdén hacia generaciones anteriores.
Otra observación es el impacto de la disminución de la clase media y la dificultad económica creciente. Veo a las generaciones más jóvenes luchando por alcanzar los mismos hitos económicos que sus predecesores, y este retraso en el logro de la independencia financiera parece perpetuar una juventud prolongada. Las redes sociales, al mostrar imágenes de éxito y riqueza, crean un ciclo de deseo y frustración, donde la juventud se asocia con el estatus.
Esta desconexión con el pasado, en mi opinión, conduce a una falta de interés en el futuro. La falta de proyectos a largo plazo, como las catedrales del pasado, es un reflejo de esto. La sociedad actual parece centrarse más en el beneficio y el estatus individual que en el bienestar colectivo y el legado a largo plazo.
Creo que es esencial rediseñar nuestras instituciones sociales para adaptarlas a los desafíos modernos, manteniendo un equilibrio entre la búsqueda de estatus y la necesidad de conexión comunitaria y respeto intergeneracional.
La última y nos vamos…
4,500 millones de años en 60 minutos
Para conmemorar el décimo aniversario de su canal de YouTube, Kurzgesagt ha publicado una cronología en vídeo de la evolución de la Tierra, sus 4.500 millones de años. El vídeo dura 60 minutos, lo que significa que cada segundo muestra alrededor de 1 millón de años.
Antes de que te vayas...
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