Hoy he decidido ser Buzz Lightyear...
Hoy será un newsletter distinto, porque hoy he decidido ser Buzz Lightyear. Permíteme que me explique.
No sé cuántas veces has visto o no la película de Toy Story, pero yo la he visto al menos unas diez veces, algunas por gusto e iniciativa propia y otras por el gusto de compartir. Sin embargo, nunca la había reflexionado como ésta última vez.
Sucede que a lo largo de mi vida he sido un alma inmensamente curiosa y si bien me ha traído muchas satisfacciones, también me ha hecho sentir como Buzz Lightyear en la primera película de Toy Story.
Me refiero a ir por ahí con tu traje espacial, en un planeta extraño, intentando explorar, intentando cosas en las cuales seguramente te equivocarás, creyendo que tienes habilidades que no tienes, pero convenciéndote de que las tendrás, no interpretando la realidad de la manera que otros “consideran correcta”. Hasta que llegas a un punto en el que te das cuenta de que muchas de las personas a tu alrededor, hace tiempo que la vida los convirtió en Woody. Neuróticos, aprensivos, creyendo tener certidumbres, creyendo saber dónde están, creyendo saber quiénes son, y enojándose porque creen que como Buzz, no te das cuenta de que, al igual que ellos, eres UN JUGUETE.
Y creo que en el fondo no es que Woody sea malo u odie a Buzz, es más, ni siquiera creo que quiera hacerle daño. Simplemente, por un lado, anhela ese poder de imaginación, esa ingenuidad, esa creatividad, ese nivel de esperanza, y por otro, intenta hacer que Buzz se vuelva “una persona funcional”, quizás porque cree que es un modo de protegerlo del desastre, así que intenta forzarlo a asumir “la realidad correctamente” (lo que sea que eso signifique).
Y Buzz resiste, resiste todo lo que puede, hasta que un día encuentra una pantalla y descubre que en efecto… es un juguete.
Y ahora, Buzz tiene el corazón roto porque la única cosa que mantenía su ánimo era vivir en la incertidumbre, vivir abierto a las posibilidades, vivir receptivo a la imaginación y de pronto, tener esa certeza lo ha destrozado.
Sin embargo, este momento es un punto crucial en la historia, ya que Buzz pasa de negar su verdadera naturaleza a aceptarla y entiende que, a pesar de no ser un guardián espacial real, todavía tiene un papel importante como un juguete que puede, pues eso: jugar.
Por eso, en un mundo de Woodys elijo ser Buzz…
Antes de que te vayas...
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