A veces no quiero escribir (ni hacer nada)
Llevo dos semanas sin escribir este newsletter, quizás ni cuenta te habías dado y no te culpo estamos tan saturados de información que cada vez es más difícil darte cuenta de qué consumes, cuánto consumes y por qué lo consumes…
“La modernidad occidental nos condiciona, a través de nuestra educación, sistema educativo y cultura laboral, a vernos a nosotros mismos como máquinas económicas racionales. Homo Economicus es el agua en la que nadamos y es el conjunto de instrucciones predeterminado sobre cómo navegar por el mundo”.
-Rob Hardy
Esta cita no puede expresar mejor cómo me siento y quizás no soy la única pues la idolatría a la productividad ha colonizado nuestras mentes y corazones, moldeando la forma en que valoramos nuestro tiempo, nuestras relaciones y nuestras vidas. Este culto a la productividad no sólo afecta nuestra percepción del trabajo, sino también nuestras interacciones sociales y nuestro sentido de propósito. Esta devoción insidiosa se manifiesta en una pregunta constante que resuena en nuestras mentes: "¿Es esto productivo?" Este mantra de eficiencia se ha infiltrado en cada rincón de nuestra existencia, convirtiéndose en un ruido ambiental omnipresente.
La historiadora y autora Tara McMullin subraya cómo la ética de crecimiento a cualquier costo, que ha sido el motor de las empresas capitalistas desde el siglo XX, ha permeado nuestras vidas personales. Hemos internalizado la necesidad de lograr más y más, y esta presión constante nos lleva a despreciar cualquier actividad que no se perciba como productiva. Esta obsesión con la productividad está tan arraigada que incluso mencionar la idea de una vida improductiva se siente extraño e incorrecto.
El tema es que esta narrativa de productividad no sólo se limita al ámbito laboral. Nikki Osman describe cómo nuestras vidas sociales también han sido consumidas por esta mentalidad, donde cada encuentro social debe justificar su valor. Esta presión de maximizar cada momento socava la espontaneidad y la autenticidad de nuestras interacciones humanas, cargándolas con una necesidad de productividad que es perjudicial para nuestras relaciones y bienestar emocional.
Históricamente, la vida no siempre fue así. Hubo un tiempo en que la búsqueda de la eficiencia no dominaba nuestra existencia. Los artefactos y construcciones de épocas pasadas, desde muebles hasta arquitectura, reflejan una atención al detalle y una apreciación por la belleza y el significado que están en gran parte ausentes en nuestra era obsesionada con la productividad. El trabajo, aunque más físicamente exigente en el pasado, no estaba impulsado por esta narrativa de eficiencia a ultranza que ahora define nuestra cultura laboral.
El autor Dougald Hine apunta que la lógica productiva del capitalismo y la producción industrial masiva ha despojado a nuestras actividades de significado, alegría y sociabilidad. Esta deshumanización de la productividad crea una paradoja donde la eficiencia se persigue a expensas de nuestra felicidad y conexión humana.
En mi caso, la forma que he encontrado de contrarrestar esta idolatría a la productividad ha implicado replantear actividades como el ocio, la contemplación y el simple "no hacer nada" como valiosas en sí mismas. La improductividad, a menudo vista negativamente, puede ser una forma de reparar y restaurar nuestra vida intelectual y emocional.
Como dice Tricia Hersey:
“El descanso es resistencia”
¿Hace cuánto que simplemente no haces nada?
Te doy la bienvenida a #TraficantedeIdeas
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Para reflexionar…
Cuidado con la tecnología que nos hace menos humanos
En este artículo, Tyler Austin Harper, toma como ejemplo la entrevista que le hizo Bloomberg a Whitney Wolfe Herd, fundadora y presidenta ejecutiva de la aplicación de citas Bumble.
El autor utiliza la perspectiva de Herd, para ejemplificar cómo la IA se está insertando en aspectos esenciales de nuestra vida, como las citas, con la promesa de mejorar nuestras relaciones, pero con el riesgo de hacerlas menos humanas.
Herd plantea un futuro en el que la IA actúa como un "conserje de citas", capaz de comprender y mejorar nuestras inseguridades y habilidades de comunicación. Aunque esto suena atractivo, Harper advierte que esta mediación algorítmica puede socavar nuestra capacidad para llevar a cabo interacciones humanas fundamentales sin asistencia tecnológica. La preocupación es que la IA no sólo reemplace tareas mecánicas, sino que también asuma funciones esenciales que definen nuestra humanidad, como el romance, la amistad y el pensamiento crítico.
Harper recurre a las ideas del filósofo Ivan Illich, quien en 1977 habló sobre la "era de las profesiones incapacitantes", donde la vida cotidiana se profesionalizaba y estandarizaba, relegando a los legos a depender de expertos para actividades que antes realizaban por sí mismos. Este fenómeno, según Harper, se ha exacerbado con la IA, que ahora reemplaza a los expertos humanos por algoritmos que prometen conocer mejor nuestras necesidades y deseos que nosotros mismos.
La preocupación central es que la tecnología de IA no sólo facilita nuestras vidas, sino que también atrofia nuestras habilidades humanas fundamentales. Harper subraya que el verdadero riesgo no es tanto el escenario apocalíptico de una IA superinteligente, sino la gradual erosión de nuestra capacidad para actuar de manera independiente y humana en nuestras interacciones diarias.
En otras noticias…
Crisis de masculinidad
La masculinidad, tal como se percibe hoy en día, está en medio de una crisis significativa. Esta situación no solo afecta a los hombres, sino que también tiene repercusiones en la estructura social en su conjunto. En los últimos años, términos como "masculinidad tóxica" se han vuelto omnipresentes, reflejando una percepción negativa que asocia a los hombres con comportamientos destructivos y perjudiciales. Sin embargo, este fenómeno es mucho más complejo y este video intenta brindarnos un breve análisis para comprender las causas y buscar posibles soluciones.
El video también advierte que, en medio de esta incertidumbre, muchos hombres han recurrido a comunidades en línea y figuras conocidas como Jordan Peterson, Andrew Tate y Joe Rogan para encontrar orientación. Estos "manfluencers" ofrecen empatía y consejos prácticos que a menudo faltan en la vida de muchos hombres jóvenes. Sin embargo, no todas las influencias son positivas. Algunos de estos influencers promueven ideas misóginas y culpan a las mujeres y al feminismo de los problemas que enfrentan los hombres, lo cual puede exacerbar los sentimientos de alienación y resentimiento.
La última y nos vamos
Trabajos aburridos
El estudio, publicado en el Journal of Business and Psychology, es el primero en examinar las diferencias laborales basándose en intereses profesionales en lugar de habilidades o conocimientos. Utilizó datos de 1.21 millones de residentes de EE. UU. y datos de empleo del Departamento de Trabajo de EE. UU.
Kevin Hoff, autor principal y profesor asistente en la Universidad Estatal de Michigan, explica que ajustar los intereses con el trabajo predice mayor rendimiento y satisfacción laboral. Sin embargo, el estudio muestra que muchas personas no pueden optimizar su productividad y bienestar en el trabajo debido a la falta de alineación entre sus intereses y sus trabajos.
El estudio revela que el interés "artístico" es el más popular entre las personas, pero sólo el 2% de los trabajos lo demandan. En contraste, el interés menos popular, "trabajo convencional" (sistemático y orientado a detalles), es muy demandado.
Las brechas de intereses son mayores en niveles educativos más bajos, sugiriendo que la educación superior ofrece más oportunidades para alinear intereses con el trabajo. Hoff destaca que los intereses impulsan el desarrollo de habilidades y conocimientos, fundamentales para el éxito laboral.
El estudio también comparó las demandas laborales de 2014 y 2019 con las proyecciones para 2029, encontrando brechas de intereses consistentes. A medida que la inteligencia artificial influya en el mercado laboral, es probable que cada vez más trabajos sigan siendo aburridos debido a estas brechas de intereses.
Antes de que te vayas…
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Muy interesante. Hay justo un libro sobre la importancia de hacer nada (y otro de la apreciación de la inutilidad). Irónicamente, leer newsletter (y otros textos) como este es un ejercicio de.productividad para mí , hacer algo mejor que scrollear redes.
Muy bueno. Leí que en la edad media y la edad moderna se trabajaba bastante menos horas al mes que ahora.